Huelga en los autobuses de Uviéu: Por un trabajo decente

Lunes 4 de mayo de 2015, por Jesús

Juan García | asturiesanticapitalistas

Desde este 4 de Mayo los y las trabajadoras de la empresa TUA, perteneciente a la multinacional ALSA-NX y concesionaria de los autobuses urbanos de Oviedo en Asturias, comenzamos una Huelga Indefinida, con el objetivo central de combatir el empleo precario que en los últimos años se ha incrementado en la empresa, lo que ha supuesto un retroceso del poder contractual de los trabajadores y la degradación de nuestros derechos colectivos e individuales, en particular del colectivo eventual, que representa como media en el año un 28-30% del total de la plantilla. La empresa en este tiempo ha amortizado un porcentaje significativo de empleo indefinido por el método de no sustituir jubilaciones, prejubilaciones y otras contingencias (despidos o bajas voluntarias) con contratos estables, recurriendo al empleo eventual. Además, los temporales se ven sometidos a una alta rotación entre trabajo y desempleo, lo que genera inseguridad y expectativas escasas de obtener un empleo indefinido. La empresa ha convertido este sistema en un método disciplinario para despojar a estos trabajadores y trabajadoras de voluntad para hacer valer sus derechos laborales, obligándoles a sufrir condiciones peores de trabajo, abusos y ninguna libertad para sindicarse, participar en las decisiones colectivas e incluso quejarse u opinar sobre temas relacionados con su trabajo. El tipo de contratos temporales utilizados por la empresa hasta tiempo reciente se ajustaban a una cierta causalidad en la forma (que no en el fondo, pues se extendían por encima de las necesidades justificables) buscando siempre aquellos mas difícilmente controlables y opacos. Sin embargo, el salto cualitativo se produce en el último periodo del año pasado, cuando introducen los contratos en prácticas, figura totalmente injustificada por las necesidades de cualificación profesional en la empresa, y que busca descausalizar completamente la contratación, crear un colectivo de trabajadores con salarios como mínimo un 40% inferior al resto y con una incertidumbre de futuro aun más acentuada. Algo realmente brutal.

En una empresa donde la producción no ha variado desde 2005, hasta Agosto de 2014, donde se incremento en torno a un 8%, la tasa de empleo temporal, se elevo desde un 13% de media hasta la cifra antes citada, sin justificación. Nuestro criterio es que los incrementos extraordinarios y temporales de producción se podían cubrir de sobra con un 15% de temporales, regulando su situación con la creación de una bolsa de trabajo cuya regulación eliminase la arbitrariedad empresarial en la rotación de contratos. Asimismo, suprimiríamos las figuras contractuales a las estrictamente necesarias y prohibiríamos amortizar empleo fijo.

Entretanto, la debilidad sindical es creciente. La empresa incumple sistemáticamente sus obligaciones en relación a los derechos sindicales. Ningunea al Comité de Empresa y procede a adoptar medidas que buscan desprestigiar la labor del mismo, con hechos consumados que muestren la impotencia de los sindicatos y el poder de la empresa, buscando activamente individualizar las relaciones laborales. Poco a poco se desarrolla un escenario que prepara un golpe definitivo a un colectivo de la clase trabajadora, con fuerte tradición de lucha y organización, que ha hecho valer durante muchos años las conquistas obtenidas en combates duros y ejemplares. La propia situación ha colocado en minoría en el Comité de Empresa a los representantes del sector más consciente y avanzado de los trabajadores

Este conflicto, por lo tanto, se presenta duro en su perspectiva más inmediata y con resultado incierto. En esto juegan muchos factores. En primer lugar, el hecho de la actitud de la empresa, decidida a resistir el ataque de los trabajadores y trabajadoras a un nodo central de su poder: la política de contratación de la fuerza de trabajo, central para imponer la disciplina necesaria para intensificar su explotación. No resultan previsibles concesiones sin una lucha que por su unidad, intensidad y claridad estratégica los doblegue aunque sea de modo parcial.

Segundo: los sindicatos representados en el Comité de empresa tienen perspectivas diferentes y comprenden el conflicto de modo diverso. Bajo una aparente unidad de acción, existe una tensión y desconfianza mutua. La mayoría (USO [5] y UGT [1]) se inserta en el conflicto con un oportunismo y ceguera que en ningún momento le permite ver con la suficiente anticipación las dificultades estratégicas del conflicto, ni colocar en su justo lugar las reivindicaciones centrales a obtener total o en modo parcial aunque significativo para hablar de una victoria. Han preparado de modo escaso e improvisado la lucha, con una desconfianza importante en la actitud de los trabajadores, y sin embargo haciendo gala de una verborrea exigente, que comienza a desmoronarse a medida que evidencian las dificultades de una lucha inevitable si siguen adelante. Ante las iniciativas de la minoría del comité (CCOO [3]) de agitar con más eficacia y claridad entre los trabajadores y trabajadoras los objetivos y métodos de la lucha, dándoles el poder real de decisión se han mostrado escépticos y se han opuesto de manera torpe. A medida que se acerca la hora de la verdad están nerviosos y desorientados. En un principio la convicción que teníamos la gente CCOO de que podíamos estar ante un postureo por parte de la Mayoría del Comité y que no iban en serio, nos llevo a tomar pocas iniciativas. Esto quizá sea comprensible, pero puede resultar un error. El sector más combativo de las y los trabajadores no se siente seguro de la conducción del Comité, aunque identifica con claridad el enemigo: TUA y su agresiva política hacia los trabajadores. La respuesta de los y las trabajadoras dependerá, pues, de elementos que aun no están del todo visibles.

Tercero: Un conflicto en un servicio público como el autobús tiene efectos muy sensibles entre la ciudadanía. En vísperas de las elecciones municipales todos los partidos políticos están en expectativa de ver cómo pueden rentabilizar los efectos de un fenómeno que altera la vida ciudadana, situando en el debate público temas sensibles de la política municipal. También por supuesto evidencian los riesgos que puede tener posicionarse ante el desarrollo del conflicto y la “opinión pública” ciudadana en torno al mismo. El gobierno municipal está en manos del Partido Popular, aunque sin mayoría suficiente. Hasta el momento y a medida que se acerca el conflicto no se pronuncian. Alegan que en la medida que es un conflicto laboral entre una empresa privada y sus trabajadores, ellos no pueden inmiscuirse. Eso es una falacia. Pero sin duda, un Ayuntamiento donde todos los servicios públicos, excepto policía y bomberos, están privatizados, está más determinado por los grandes grupos empresariales que explotan estos servicios, que lo que puede decidir para que estos cambien de actitud en temas tan decisivos y centrales como el planteado por nuestra huelga. No obstante, de la actitud de las y los trabajadores: decisión, unidad y capacidad de conectar con la ciudadanía generando un apoyo y simpatía significativos entre los más solidarios y neutralidad entre los más indiferentes, dejando en minoría a los que se oponen a cualquier alteración de la “normal convivencia”, es indispensable mover en un momento tan especial como un periodo electoral, la posición pasiva del Ayuntamiento. Sin embargo, esto no indica en qué sentido puede ocurrir. ¿Mediación más o menos neutral, que indique que se mueven evitando una posición definida ante el fondo del conflicto? ¿Denunciar la radicalidad de los trabajadores y presionar para normalizar la vida ciudadana con medidas directas de coerción e intoxicación informativa? ¿Ofertar a la empresa un compromiso, que pueda relajar el ya de por sí escaso control que ejerce el Ayuntamiento sobre la gestión de la empresa a cambio de concesiones que la mayoría del comité pueda acreditar ante los trabajadores, aprovechando su disposición a escapar de una situación que temen no manejar?

La lucha de clases no es un relato que se desarrolle de acuerdo a guiones preconcebidos escritos por “listillos” del tipo que sea que podamos imaginar. Si bien se puede trazar una perspectiva en base a elementos preexistentes, desata dinámicas que pueden evolucionar en un sentido diferente al esperado total o parcialmente. Sólo queda sumergirse en la lucha y apostar por que se desarrolle con el máximo de eficacia e inteligencia para ganar.

Miembro del Comité de Empresa de TUA, por CCOO y simpatizante de Anticapitalistas

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