Impedir la ocupación turca, defender Rojava

Comunicado de Anticapitalistas

Desde inicios de octubre, cuando Estados Unidos anunció la retirada de sus tropas del norte de Siria, se ha desatado una nueva ofensiva militar turca contra Rojava, el Kurdistán sirio. Ello a pesar de que las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG) y las Unidades de Defensa de la Mujer (YPJ) han sido determinantes para detener el avance del DAESH en la región.

Bajo la excusa de crear una “zona de seguridad”, el gobierno de Erdogan ha iniciado su expansión hacia el noreste de Siria que busca ocupar las ciudades más grandes de la Federación Democrática del Norte de Siria. Así, el Estado Turco libera una operación militar de aniquilación contra el pueblo kurdo como parte de un plan genocida que viene de años atrás y que ahora pone su centro en la Administración Autónoma para el Norte y el Este de Siria (AANES), fundamento de la organización política y social de la población kurda, árabe y siria que conviven en Rojava. Esta ofensiva de ocupación cuenta con el beneplácito, activo y pasivo, de la comunidad internacional y, principalmente, de las potencias imperialistas con intereses en la región.

Desde el inicio, el gobierno estadounidense solo ha actuado movido por un acuerdo militar concreto con el pueblo kurdo como recurso al servicio de sus propios intereses en la región, y de ello que no le haya importado dejar la zona a merced del régimen fascista de Erdogan a pesar de que sin las YPG/YPJ no habría sido posible detener al DAESH. Siria y Rusia encuentran ventajas en la retirada de Trump y la guerra de Turquía contra Rojava para erradicar la AANES. La invasión ayudará al régimen de Al Assad y el DAESH a recobrar fuerza en Siria, con impactos negativos para toda la región.

Por su parte, la Unión Europea tiene razones para apoyar al régimen dictatorial de Erdogan y la invasión de Rojava. En primer lugar, en el marco de la externalización de fronteras y la ejecución de la necropolítica de la UE, Turquía ha militarizado las fronteras para impedir la llegada de personas refugiadas a Europa. Coincidiendo con el inicio de la ofensiva militar, los gobiernos de Alemania y Francia, así como el Comisario Europeo de Migración, visitaron Ankara y reafirmaron la cooperación para “controlar” la migración, dando a Erdogan un espaldarazo a pesar de que éste ha llegado a amenazar con “abrir las puertas” si no recibe más ayuda de Bruselas. Erdogan quiere “reasentar” a dos millones de refugiados sirios, desmantelando con ello la administración autónoma de Rojava y bloquear el flujo de migración en coordinación con la UE.

En segundo lugar, tanto Estados Unidos como la UE tienen intereses comerciales con Turquía y ven en Erdogan un garante de los intereses occidentales, por lo que los llamados de atención hacia Ankara sobre un uso de fuerza “innecesaria” tienen un carácter meramente formal. La UE es el principal socio comercial de Turquía, siendo el destino de casi la mitad de exportaciones. Por su parte, España e Italia han ocupado el segundo y tercer lugar respectivamente en la venta de armas a Turquía, y apenas hace cuatro días que España se ha sumado a un embargo de armas decidido por Alemania, Francia, Holanda y Finlandia. Pero se trata de un embargo “limitado” a categorías de armas que puedan ser utilizadas en esta ofensiva contra los kurdos, no afectando a los contratos en vigor como los aviones de transporte.

Si bien toda Siria se ha convertido en un escenario del conflicto de intereses de poderes internacionales ejecutados por terceros, hay una cuestión que comparten estos poderes respecto a la AANES: el temor al modelo de Confederalismo Democrático de Rojava como proyecto social y político real de autonomía kurda.

 
Defender Rojava

En Rojava, la liberación de las mujeres de las estructuras patriarcales de las que se alimenta el capitalismo, es una condición básica de la lucha contra el DAESH, porque entienden que un pueblo no puede ser libre parcialmente y, por tanto, sin la liberación de las mujeres, ni el pueblo kurdo, ni ningún pueblo será libre. Pero ahora esta lucha por la emancipación está amenazada.

En los últimos días, Turquía y Estados Unidos acordaron un alto al fuego. No obstante, la cifra de víctimas civiles del ataque suman más de 200 muertos, decenas de heridos y más de 300.000 desplazados, además de las evidencias del uso de napalm y fósforo blanco contra la población civil. Aunque desde la noche del 19 de octubre se ha declarado oficialmente un alto al fuego en las zonas en conflicto de Serekniye y Gire Spi, los ataques continúan. En esta zona miles de civiles están cercados por grupos islamistas, sin acceso a agua o comida, y resistiendo bajo los bombardeos del ejército turco. El viernes 18 de octubre la Administración Democrática Autónoma de Rojava hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que se abriese un corredor humanitario. Sin embargo la situación se plantea intolerable, ante el reciente bombardeo del hospital de Serekniye y el asedio del convoy de población civil que se acercaba a través del corredor para atender y sacar a los heridos.

Este acuerdo de alto al fuego concuerda con las peticiones que Turquía tenía sobre la “zona de seguridad”, cubriendo aparentemente los objetivos turcos sin tener que continuar con la guerra. Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) han afirmado que aceptarían un alto al fuego en los territorios ocupados, pero no se han llevado a cabo negociaciones respecto a la situación de otras líneas del frente, por lo que las fuerzas kurdas de autodefensa (YPG/YPJ) han afirmado que no abandonaran sus posiciones.

Por todo ello desde Anticapitalistas mostramos nuestro apoyo al pueblo de Rojava así como rechazamos cualquier acción del Estado Turco en sus objetivos de limpieza étnica y desplazamiento de la población. Exigimos el cese real de la ofensiva turca, así como exigimos que se habilite un corredor humanitario seguro ante la masacre que se está viviendo.

Con el fin de que las declaraciones internacionales de rechazo a la ofensiva turca no caigan en papel mojado y ante el incumplimiento de los acuerdos de Turquía de alto el fuego, así como por el empleo de armas químicas contra la población civil en Rojava, exigimos al gobierno español que retire inmediatamente su apoyo internacional a Turquía y con ello que retire el contingente español de 150 militares desplegados en la base aérea de Incirlik, operativo desde 2016. Que se entienda que ¡La relación militar y comercial del Estado español con Turquía contribuye con esta masacre!, por lo que también exigimos al gobierno español que cese por completo su relación comercial en cuanto a la venta total no sólo de cualquier tipo de arma, sino también de cualquier tipo de vehículo de guerra.

Desde Anticapitalistas nos sumamos a las voces que plantean un movimiento de resistencia a escala global que nace desde los pueblos de muchas partes del mundo contra la ocupación turca, para intensificar la lucha y aumentar la presión política en defensa de la emancipación de los pueblos.