Pepe Gutiérrez
La reacción de la acaudalada familia de José Mª Pemán ante las acusaciones efectuadas sobre tan digno señor, me ha traído al recuerdo el día después de su muerte, sucedida el 19 de julio de 1981. Por aquellos días el que escribe era junto con Eduardo Pons Prades. responsable de la sección “Cultura” de “El Diario de Barcelona”, “El Brusi”, antaño periódico monárquico pero en el momento autogestionado por sus trabajadores parte de las cuales solamente pretendían cobrar sus salarios, en tanto que otros querían eso pero también hacer periodismo, o sea publicar lo que los que mandan no querían ver publicado. Fue desde esta última perspectiva que Eduardo y servidor dedicaron a Pemán la segunda y la tercera páginas al completo, y lo hicieron en un tono radicalmente libre o sea, antimonárquico. Nuestro trabajo provocó las iras de algunos de los viejos suscritores a los que invitamos a dar su propia opinión que insertamos en nuestra página más mimada: las cartas de los lectores. Tengo que decir que los abogados defensores no pudieron desmentir nuestras acusaciones: Pemán había sido un fascista de la peor especie, un cómplice de la dictadura a su vejez. Eso aparte de un escritor con el que posteridad sería inclemente.
Desde luego, por más que los redactores del “Brusi” fuéramos de la “cáscara amarga”, no nos inventamos nada; más bien nos dejamos cosas en el tintero. Los datos vertidos están hoy en Internet, aparecen recogidos en el Wikipedia y en cuanto a las letras: no hay más que darse una vuelta por las librerías, por ejemplo en la Biblioteca local de mi pueblo actual solamente he encontrado una referencia a su obra: Mis almuerzos con gente inquietante, una cachonda sátira de Manuel Vázquez Montalbán a Mis almuerzos con gente importante, una obra de Pemán inquietantemente reaccionaria. En su día, García Lorca preguntó sobre qué era Pemán, una pregunta que se podía hacer sin miedo a que mucha gente respondiera, aunque sí la pregunta se hiciera sobre García Lorca en un barrio de Estocolmo o una escuela de Soweto, lo más probable es que el que el autor fuera tachado de ignorante. Representan dos medidas, dos mundos, uno es de los verdugos, otro, el de las víctimas.
Para que no vuelva a suceder lo del documental Rocío (Fernando Ruiz Vergara, 1980) que se lo cepillaron por nombrar a un asesino (Fernando no fue condenado por mentir sino por atentar contra la ley de amnistía de 1977), quizás lo mejor que habría que hacer para responder a la fina piel de la estirpe Pemán es dar a conocer los datos que adornan la biografía de aquel ilustre señor al que el franquismo tardío trató de aupar a Premio Nobel haciendo el más absoluto de los ridículos, claro que la caverna no tenían muchos más. Ni tan siquiera Camilo J. Cela que fue un auténtico miserable pero no precisamente por convencimiento, sino por oportunismo…
De la longeva biografía de José Mª Pemán (Cádiz, 8 de mayo de 1897–ibídem, 19 de julio de 1981), recordemos algunos detalles primorosos y primorriveristas. A la caída de Primo de Rivera, Pemán se mostró inquieto por su futuro político. En aquel año 1930, de derrumbe inmediato, no se sabía hasta qué punto se pedirían responsabilidades a los colaboracionistas del antiguo régimen. El prestigio de Pemán decayó en Cádiz. Durante la etapa anterior había sido designado presidente del Ateneo Gaditano desde 1927, pero en 1930 fue cesado como reacción antiprimorriverista. Desde el periódico gaditano La Información65 había defendido su paradigma ideológico antiliberal y antiigualitario, construido sobre el tetralema «Familia, Patria, Religión y Monarquía». Posteriormente empezó a cultivar el periodismo político a mayor escala, escribiendo primero en El Debate y luego en el ABC. Pemán se incorpora al partido derechista gaditano Acción Ciudadana. En su artículo “Cuando quemaron la República” publicado en La Información el día 12 de mayo de 1933 Pemán infringió esta ley y fue multado con 500 ptas. por el Gobernador Civil de Cádiz. Pemán sentía que su inversión en política se arruinaba; la caída de la Monarquía le suponía el primer paso en la temida prospectiva de la conjura extranjera judeo-masónica-bolchevique diseñada para apoderarse de España.
«Nos lo secuestró todo –decía Pemán del sistema republicano–, el himno, la bandera, y también, y eso fue más serio, el nombre de España».
anti-España: la España hermosa, nacional, católica, una, social, espiritual, de un lado, y la anti-España fea, internacional, irreligiosa, secesionista, antisocial, materialista, de otro. Pemán, convertido por la necesidad en ultramontano, se dejó arrastrar por la pasión. Emerge en la escena política como un pugnaz mitinero antirrepublicano, monárquico y contra-revolucionario.
"Pemán desfila ante los auditorios de España sugestionados por la maravilla de su palabra, sembrando la buena semilla ese pululante señor Pemán. . Siempre refulgió entre los círculos restringidos de su comunidad moral y raramente aparecía en ámbitos progresistas o populares republicanos, salvo para enfrentarlos. No estaba bien considerado entre los jóvenes creativos coetáneos suyos que bullían por el país«¿Quién es Pemán?» preguntaba García Lorca . Como broma buñuelesca Pemán tuvo el dudoso honor de prestar su nombre a un personaje de la película anticlerical y surrealista de Luis Buñuel y Salvador Dalí «L’Âge d’Or» estrenada escandalosamente en París en 1930: el del «bandolero Pemán», (interpretado por Pierre Prévert.
[...] "debía de infiltrarse a patronos y obreros la idea de que en vez de la lucha de clases, hubiera la colaboración de clases, indicando que la ciencia de la vida era el ponerse de acuerdo. Yo a los obreros les llamo hermanos y les digo: Los que os dirigen os engañan miserablemente, prometiéndoos lo que no pueden dar.En agosto de 1932 se produjo el fallido golpe de Estado conocido como la Sanjurjada. A pesar de que la policía conocía su activismo "de afirmación derechista", la complicidad de Pemán no pudo probarse aunque, desde luego, él huyera.
Las propiedades de la nobleza "grande de España" (acusada de financiar el golpe) fueron expropiadas sin indemnización de sus tierras por una ley aprobada por el Parlamento. Pemán salió una vez más indemne incluso a pesar de que difundiera unos provocativos "Salmos a los mártires del 10 de agosto".Pemán utilizaba la analogía en sus discursos para hacerse comprender mejor:
"La República española es como un tren en el que se habían metido juntos republicanos, socialistas, sindicalistas y comunistas, y cada uno iba a una estación distinta, y cada uno creía que el tren iba a parar en la estación a donde él iba y nadie sabía donde iba a parar el tren. Pero yo digo que ya es tarde; cuando se subieron todos en el tren, alegre y confiadamente, entonces –y no ahora– era el tiempo de haber mirado adónde iba el tren y quiénes eran los compañeros de viaje”
Ahora el alcalde se mete en otro charco de la contradicción personal entre la acción político-institucional y la ideología que profesa. Y es que sucede que en el mismo día en la que se debatía en el Ayuntamiento de Jerez -gobernado por los socialistas gracias al apoyo de Podemos e IU en la investidura-, en Cádiz se le demandaba su opinión sobre este asunto así como se le preguntaba si iba a proponer el cambio del nombre del ‘Teatro Pemán’ de la capital en línea con la Ley de Memoria Democrática.
l alcalde gaditano lejos de sumarse a la estrategia de sus compañeros jerezanos, se distanciaba de ellos y contestaba no solo que no se sumaría a la iniciativa sino que defendía la figura del escritor franquista exaltándolo al manifestar que José María Pemán “ha sido y será de forma indeleble uno de los mayores representantes de las letras gaditanas”. Para el Alcalde de Cádiz “no es un objeto de debate si se tiene que llamar así o no. Pemán es un embajador de las letras gaditanas y así tiene que seguir siendo”. Para su gobierno local hay “otras urgencias de las que ocuparse” antes que abrir el debate sobre el posible cambio de nombre del Teatro Pemán.
Pemán, icono franquista Cabe recordar que José María Pemán fue una de las figuras míticas del régimen franquista y dándose a conocer con artículos incendiarios en el “ABC”, desde donde llamaba con vehemencia a la insurrección militar contra la legalidad republicana. Franco lo nombró presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza de la Junta Técnica del Estado y fue también responsable de la Oficina de Prensa y Propaganda del régimen del Caudillo.
Pemán publicó una Historia de España para párvulos dedicada “al generalísimo Franco”. La historia oficial más conocida es la monumental “Historia de la Cruzada Española”, A imitación de Mussolini, en octubre de 1937 Franco creó el Consejo Nacional de FET y de las JONS en la que integró a José María Pemán.
Letra del himno nacional También se le ha atribuido la letra del Himno Nacional, la Marcha Real, que no posee letra oficial. La letra la confeccionó el poeta gaditano por encargo de Miguel Primo de Rivera, y no durante la Guerra Civil, sino en 1928, como se afirma con frecuencia aunque nunca llegó a tener carácter oficial.
Durante el franquismo, se alteró la letra de Pemán, cambiando «alzad la frente» por «alzad los brazos», y «los yunques y las ruedas» por «los yunques y las flechas».
(José María Pemán y Pemartín; Cádiz, 1898-1981) Novelista, poeta, dramaturgo, guionista y ensayista español. Cultivador de todos los géneros literarios, destacó por su teatro poético y sus comedias de ambiente andaluz. Su tradicionalismo religioso y sus convicciones monárquicas lo convirtieron en representante de los sectores conservadores, especialmente tras la publicación del Poema de la Bestia y el Ángel (1938), donde cantó con triunfalismo épico la rebelión franquista.
Creció en el seno de una familia acomodada, y comenzó su dilatada andadura literaria durante la Segunda República. José María Pemán, que años más tarde pasaría a ser una de las figuras míticas del régimen franquista, se dio a conocer con una serie de artículos incendiarios publicados en el rotativo madrileño ABC, desde donde llamaba con vehemencia a la insurrección militar contra la legalidad republicana. Los sectores más reaccionarios del país lo convirtieron en su adalid, y fomentaron una penosa polémica entre el escritor gaditano y Ramón Pérez de Ayala.
Al finalizar la guerra civil, fue nombrado director de la Real Academia Española, cargo al que renunció pocos años después. Pemán, entonces, se dedicó por completo a la actividad literaria. Colaboró con asiduidad en prensa, y redactó comedias costumbristas y de corte castizo, que fueron representadas en algunos teatros de Madrid. La casa (1946), Callados como muertos(1952), Los tres etcéteras de Don Simón (1958) y La viudita naviera (1960) son algunas de las obras más exitosas del literato.
Anteriormente, el intelectual derechista había escrito los dramas históricos El divino impaciente, de 1933 -dedicado a la figura de San Francisco Javier-, Cuando las Cortes de Cádiz (1934) y Cisneros (1934). Pemán fue, además, el guionista de varias películas representativas del nacional-catolicismo. Como narrador, destacó por las novelas de humor ligero, como Romance del fantasma y Doña Juanita (1927), Volaterías (1932), De Madrid a Oviedo (1932), Señor de su ánimo (1943), La novela de San Martín (1955) y De Madrid a Oviedo pasando por las Azores (1964).
La obra poética, con títulos como De la vida sencilla (1923), Señorita del mar (1934) y Poema de la Bestia y el Ángel (1938), se caracteriza por su sencillez en las formas y por el estilo épico de algunos de los versos, a menudo en clara sintonía con los tópicos de su ideario político. Cabe mencionar también, entre otras obras, Metternich. El ministro mariposa, La atareada del paraíso, El viejo y las niñas y El Séneca.
Pemán, que era considerado un gran orador, pronunció conferencias en numerosas instituciones de toda España y parte de Latinoamérica. El tono arengatorio de sus discursos, traducido en escritos como De hombre a hombre o en sonadas declaraciones como "¡Soy cristiano y español, que es ser dos veces cristiano!", le convirtió en uno de los autores oficiales de la dictadura. La oposición democrática lo consideraba un mediocre vocero del régimen.