Profesionalización y Burocracia. Los riesgos de Podemos.

Koldo Smith

Podemos nació con una dura crítica hacia los partidos tradicionales y reivindicándole de la necesidad del empoderamiento y en la autorganización de los ciudadanos. Sin embargo creemos que existe un peligro real de que dentro de podemos haya comenzado un proceso de “burocratización” que tras las elecciones municipales y autonómicas se puede agudizar si no se toma nota de su existencia.

Los dignos resultados electorales de PODEMOS – AHAL DUGU, se han dado en un momento en que tenemos una base de miembros activos limitada y cuya participación activa ha ido descendiendo progresivamente en los últimos meses. Un descenso condicionado por muchos errores, principalmente de la propia dirección de Podemos a todos los niveles , creando un contexto favorable a la burocratización.

La influencia electoral y social de PODEMOS va a hacer inevitable el crecimiento de la estructura “profesionalizada” del partido por razones de eficiencia. Pero eso supone riesgos de que estas la estructuras sean las que definan casi en exclusiva la política de la organización. Hay que tener en cuenta que en las instituciones hay que decidir cada día sobre muchas cuestiones políticas sobre las que otros órganos de partido tienen pocas posibilidades de debatir o votar. La dedicación y la posición de los representantes institucionales y de los “profesionales” les colocan además en condiciones analizar, documentar y argumentar de forma mucho más cualificada que el resto del partido y de este modo imponer sus opiniones.

Por lo tanto, debemos hacer frente al peligro de que los representantes institucionales se se alejen de las bases del partido del partido y monopolicen las decisiones sobre la línea política. PODEMOS desde su nacimiento fue consciente de ese peligro y ya Monedero hablo hace meses de que no éramos inmunes al proceso de “burocratización”. Para evitarlo subrayaba la importancia de que los sueldos de los cargos electos y los contratados por el Partido se mantuvieran en unos niveles modestos. No hay que desdeñar la importancia de esta medida pero hay que reconocer sus limites. La norma salarial debería implicar que trabajar profesionalmente para el partido no comportara ninguna ventaja material, pero la situación económica y social produce que lo que antes era un salario poco atractivo para profesionales, ahora es una salida profesional muy aceptable para muchos de ellos.

Otro de los mecanismos que puede contrarrestar ese peligro pero cuyo alcance es mucho más a largo plazo, es la limitación del tiempo de contratación y por lo tanto la rotación. Un militante solo puede ganarse la vida trabajando para el partido durante un periodo más o menos prolongado, tras el cual ha de cesar y el representante no puede presentarse a la siguiente elección. Se trata de otra medida útil pero cuyos limites tiene que ver con la duración del periodo, si es demasiado breve puede comprometer la eficiencia (cuando las personas dominan la tarea deben cesar) y si es demasiado larga los efectos contra la burocratización se difuminan y se provocan en muchos casos dificultades de reincorporación laboral. Pero además se da otro fenómeno que representa una especie de “puertas giratorias”: Los representantes del partido pasan a otra labor “político-social” diferente facilitada por su anterior ocupación e indirectamente relacionada con el partido.

Pero los representantes del partido y en sus “liberados” disfrutan de otros privilegios aparte del salario. Pueden trabajar “por la causa”, en vez de ocupar su tiempo en un puesto de trabajo en muchos casos poco gratificante. Además como hemos dicho los representantes y trabajadores del partido tienen una posición que facilita su control de éste y de su política, ya que en general pueden dedicar más tiempo a la discusión y reflexión política. Por otro lado los representantes y liberados mantienen estrechos contactos con políticos de otros partidos, y con individuos que mantienen posiciones sociales privilegiadas y por lo tanto están sujetos a su posible influencia, Este contacto, junto a su alejamiento de las bases, del trabajo diario habitual, de los problemas económicos y laborales directos, se puede convertir en una presión hacia ser “absorbidos por el sistema” .

Los miembros del aparato del partido y los representantes en las instituciones donde éste está representado, pueden ir desarrollando la idea implícita de que “ellos” son el partido. El grueso de los adscritos y participantes comienzan a ser vistos como una fuerza que hay que movilizar sobre todo en momentos electorales y no como los encargados de marcar la línea política. Asimismo los militantes críticos empiezan a ser considerados “molestos” y se empieza a constituir grupos ligados por lazos de confianza y apoyo mutuo (“camarillas”).

Esta identificación con el partido de los militantes de su estructura burocrática y representativa hacen que la percepción de la diferencia entre defensa del partido y la defensa de los propios intereses se vaya diluyendo y sus propios intereses vayan siendo vistos como intereses del partido (incluso de la transformación social). Esto tiene como consecuencia que el aumento de votos o de puestos de poder sea una prioridad tan central (ya que su trabajo y sus privilegios depende de ellos) que si hace falta tienda a sacrificar cualquier principio ético o político.

¿Cuales son las soluciones a este riesgo de burocratización? ¿Como afrontarlos en estos momentos en Podemos? En primer lugar necesitamos procesos transparentes de selección de liberados y trabajadores del partido y de sus grupos institucionales. Por supuesto tenemos que mantener las normas sobre salarios y sobre permanencia y rotación. Asimismo hay que dar mayor papel y responsabilidad a los miembros de PODEMOS con una trayectoria clara de compromiso y actividad político social. Nada nos garantiza que las personas cambien, pero años de militancia social o política altruista es una dato de peso para prevenir que la estructura sea dominada por personas que primordialmente buscan su propio interés. Deben ser las personas con experiencia en sectores y movimientos populares las que formen la columna vertebral de nuestro Partido, pero esto no significa cerrar el paso a aquellos que se han incorporado recientemente a Podemos cuando han demostrado de forma indiscutible su compromiso con las ideas y la organización con un trabajo de base que no de lugar a dudas

Pero la clave está en los militantes del partido que deben constituirse en la fuerza capaz de contrarrestar el posible desarrollo de una burocracia en Podemos. Tenemos impulsar el debate democrático y potenciar la formación política y dinamizar la vida política, social y cultural del partido. La participación de los miembros de base y la apertura a la sociedad es la medida “antiburocrática” mas efectiva.