Procés constituent, el nacimiento de nuestra fuerza

Martes 15 de octubre de 2013, por Mar

Pepe Gutiérrez-Álvarez

El nuestro es un tiempo de estupor. Nunca como hasta ahora, la “democracia” se había mostrado tan agresiva, tan despiadada, tan burguesa. Lo puede hacer porque no tienen oposición, por eso habrá que crearla.

1. Nunca como hasta ahora, el capitalismo ha demostrado con tanta vehemencia su locura egoísta y depredadora. La consecuencia de una y otra cosa ha sido la indefensión del pueblo trabajador, pero también el crecimiento de la indignación.

Crece la indignación cuando nos habíamos quedado sin izquierdas, después de unas cuantas décadas de fervor consumista, individualista. Con varias generaciones despojadas de conciencia colectiva y social, desafectas a todo lo que suene a militancia. Su divisa era: “Que cada uno salve su culo”.

El PSOE, que se beneficiaba del apoyo de buena parte del pueblo de izquierdas, tuvo su última oportunidad con Rodríguez Zapatero con la infame guerra de Irak, pero aquello de “Nos os fallaré”, acabó sonando a mofa. Falló todavía más que Felipe, lo cual ya es decir. Con Zapatero se cerraba un ciclo de alternancias bipartidistas, y pase lo que pase, ya no volverá ver otro cheque en blanco del pueblo. Es el principal responsable de que la nueva derecha (fruto del matrimonio entre dos neos, el franquista y el neoliberal), se haya hecho dueña de las instituciones de la mayor parte del Estado, es la que domina en todos los aparatos ideológicos, han creado una maquinaria de soporte a su hegemonía económica, política y cultural, y ha dejado a la izquierda casi sin voz.

Organizar el rechazo contra el austerocidio, significa rechazar cualquier complicidad con un PSOE que trata de encontrar el pulso perdido, aunque para ello tenga que disfrazarse de “izquierda radical”. Por lo tanto, cualquier línea de acuerdo con lo que ha significado este partido desde 1982, ha de ser rechazada. Por lo tanto, IU tendrá hipotecada su credibilidad mientras se avenga paliar o a disfrazar de izquierda la gestión del horror económico. Estos trazos tienen una total traducción catalana en el desastre gestor del “Tripartit”. Por cierto, ¿quién se acuerde de ellos después del 15M y de las dos últimas diadas?

2. Este desarreglo planteó obviamente problemas muy serios para las propuestas activistas. Mientras que la carga crítica se desarrollaba y crecía, por ejemplo a través de toda clase de revistas (Le Monde Diplomatique Archipiélago, El Viejo Topo, Mientras tanto, Viento Sur, Sin Permiso…), o de sesudos artículos teóricos en la Red, en tanto que las tentativas de movilización no arrancaban.

Llevábamos con esta disonancia desde que la izquierda militante fue derrotada por la izquierda institucional en el referéndum sobre la OTAN…No faltaron voces que proclamaron que habían demasiadas cabezas para tan pocos cuerpos, pero lo cierto era que las resistencias habían podido florecer más creativamente en las armas de la crítica, ya lo señalaba Mephisto Vargas Llosa cuando ironizaba diciendo que el marxismo había quedado reducido al profesorado de algunas universidades norteamericanas.

En vísperas de las revueltas árabes, este desarreglo causaba estupor desolación, pero desde entonces, todo cambió. Llegó el 15M y luego comenzaron las mareas. Comenzaba de nuevo un proceso de reconcienciación social, y lo hacía desde más se hacía visible: en la defensa de lo público. Se hablaba de su alcance pero también de sus limitaciones, hasta que la movilización de los enseñantes en Mallorca ha demostrado que un es posible un nuevo salto cualitativo en el alcance y la capacidad del rechazo, ya nada ser como antes, este es un referente sólido, la consecuencia de una evolución de las conciencias.

En Cataluña, el neoliberalismo convergente había provocado un potente 15 M de rechazo, por lo que optó por cabalgar una Diada (1912), que Arcadi Oliveras definió como la “respuesta catalana a la crisis”, o sea fue desbordado cuando ya no se podía echar para atrás.

En un principio, parecía que lo social y lo nacional, eran líneas condenados a no encontrarse en serio, pero la asimilación de ambas respuestas por parte de la candidatura de la CUP, demostró que la conexión era posible. Esto abría una puerta, se había abierto una situación que requería una apuesta diferente, que diera forma a todo lo que se están planteando en un nuevo discurso desde la izquierda crítica. Esto es lo que han hecho Arcai y Teresa con el respaldo de alguno de los hombres y mujeres que más se han señalado en los últimos tiempos, dentro de la nueva izquierda catalana.

3. La constancia y el alcance de los recortes gubernamentales han actuado contra la gente crédula que creía que esta era una crisis más, una crisis pasajera un poco más prolongada quizás. Actualmente, es difícil encontrar en la calle, en el bar, en la familia, alguien que justifique las medidas que están tomando, que confíe en el espectáculo de la política. También está haciendo que la curva de la movilización social, se acentúe…

La consideración de que, bajo el amparo de la independencia y del discurso sobre el pacto fiscal, iba a influir para que en Cataluña. CiU lograría neutralizar las respuestas a las “retalladas”, había que tomarla a consideración. Sobre todo desde el momento en que Ezquerra y la portavoz del ANC, Carme Forcadell, han coincidido en el discurso de primero la independencia, luego ya hablaremos.

Quieren hablar de Europa, como si la “independencia” de España, Irlanda o Grecia, fuese una garantía de algo. Sin embargo, también está teniendo lugar un proceso de confluencia de lo nacional y lo social, como partes de una misma moneda. Es más, sin una movilización social amplia, los derechos nacionales no serán posibles. Los derechos nacionales no serán aceptables si eso significa seguir con los recortes, privatizaciones, y con la impunidad empresarial. Se verá como manera de “vendernos la moto” con la “senyera”.

En una situación como la que estamos padeciendo. Viendo crecer la pobreza a nuestro alrededor, el discurso dual tiene mucho que ganar.

Pero para que se haga más efectivo, se requiere un instrumento que los asuma con plena coherencia, y que, a partir de ahí, sea capaz de crear un especio de confluencia.

Este espacio se puede percibir en los actos públicos del Procés…

4. Sitges no es una localidad que se caracterice por sus inquietudes políticas o sociales. Sin embargo, el día (3/10) del Procés había cuanto menos 300 personas, quizás más. Al principio, mucha gente mayor. Una señora que sentó a mi lado, le comentó a su acompañante que esta semana no comprara el “Hola”, que ya se lo dejaría ella. En la medida en que avanzaba el acto, el término medio de la edad se fue haciendo más equilibrado, no en vano la juventud que trabaja tiene la vida hipotecada con unos horarios laborales infames. La mitad de los asistentes se quedaron sin asientos, y el acto empezó tarde, Teresa pudo llegar porque le dejaron aparcara en la puerta del Hotel Romantic. Hacía un poco de fresco, pasó el tiempo y la mayor parte del público seguía presente. Los discursos de Joseph Bel y Sandra Ezquerra, fueron potentes, verdades como puños. Describieron la situación laboral, las agresiones contra la mayoría, en particular contra las mujeres.

Teresa por su parte, ofreció una lección didáctica popular sobre porque el capitalismo no solamente es –como dijo Casáldaliga- intrínsicamente perverso, es que también está loco. Cabe suponer que habría gente con ganas de escuchar en directo a la “monja”, pero dudo que ese interés superficial fuera tan grande como para soportar dos horas de discurso en pie, o en una dura silla de madera. Existe un interés añadido por lo que dice, una voluntad por encontrar respuestas y propuestas

La semana siguiente fue en Vilanova i la Geltrú (10/11). Como el Ayuntamiento no quiso ceder un local cerrado –el día anterior había llovido copiosamente a la misma hora-, el cato tuvo lugar en la Plaza de la Iglesia. Vilanova fue siempre una ciudad de avanzada desde la Primera República, aquí tenía una fonda la familia federalista en la que se crió Teresa Mañé. Pero eso era ya historia, y la efervescencia del antifranquismo no duró mucho. Luego la política dejó la calle para encerrarse en el ayuntamiento con alcaldes del PSUIC y luego de ICEV. Según me contaban los más antiguos, desde entonces que no se había visto tanta gente en un acto político.

Este tenía que haber comenzado a las 19: 30, pero no lo hizo hasta, al menos, una hora más tarde. Teresa llegó más tarde todavía, comenzaron Lidia Pujol que cantó Farem la revolució i la tornarem a fer, y pensé, “Esto comienza bien”. Siguió Esther Vivas, cada vez más sólida, y dejó claro quienes estaban detrás de las agresiones contra la gente trabajadora. Luego llegó Teresa, ofreció una variación del mismo discurso, pero aquí lo que importa no son las opiniones de alguien que lee las revistas arriba señaladas, sino de esas 600 o quizás 700 personas que escuchaban en silencio. Las 20, las 21, las 22 horas, al personal presente no le perturbó el frío, que lo hacía. Era gente muy variada, la mayoría hasta ahora ajena a cualquier actividad social, pero que quería saber. Gente mayor, jóvenes, globalmente mayoría femenina.

También son mayoría en los comités. Mujeres de entre 30 y 50 años que ya están en las “movidas”, ATS, maestras, asistentas sociales. Tanto en Sitges como en Vilanova ya funcionan plataformas de apoyo al Procés, y aunque llevan muy poco tiempo, funcionan con un colectivo amplio, gente militante que viene de lejos. En Vilanova habían izquierdas de todos los colores, desde la CGT hasta antiguos psuqueros, de la III República, feministas, un personal que no sabía bien donde encuadrarse, cansada quizás de debatir sobre proyectos, por supuesto, gente de la CUP. Que encuentra que el Procés dice lo mismo que ellos, ¿Cuál es pues la diferencia?, a mi parecer, el Procés va desde lo social a lo nacional, la CUP quizás lo haga al revés, pero esta no tenía porque ser ninguna diferencia. La diferencia estriba en que con el Procés, anarquistas, feministas, republicanos, cristianos de base, comunistas diversas, pueden sentirse como en casa.

5. El domingo 13 en Montjuic, el Procés llevó a cabo un mitin masivo (4.000 personas a los seis meses de crearse), como los de antes.

No no fue un mitin al uso. Habló gente a la que un periodista de la prensa convencional, jamás le haría una entrevista porque significaría perder el tiempo. Hicieron honor a la promesa tantas veces traicionada del “seremos breve”. De forma que lo que dijeron a veces supo a poco. Hablaron representantes de colectivos en lucha, hubo cantos y canciones de las que se aprenden y corean.

Lidia Pujol cantó nuevamente la que parece será canción del Procés, Farem la revolució i la tornarem a fer, y la broma estaba servida, ¿no era eso lo que decía el abuelo León? Quizás no, pero se le parece mucho. Había que soñar nuevamente, todo indica que estamos asistiendo al nacimiento de nuestra fuerza, a una propuesta radical en el fondo y casi poética en la forma. Un espacio de encuentro “sin competitividad”, un lugar donde los diversos dioses de la izquierda no se peleen, donde cada cual puede tener sus profetas, pero todos y todas un único Dios verdadero; el anticapitalismo o sea la democracia horizontal. Eso quedó tan claro, que la corresponsal de TV3 dijo en su información del acto: “Abominan del capitalismo”.

Por supuesto, siempre habrá dudas, Han sido demasiados tropiezos, pero la historia no se puede medir ni por una ni por varias generaciones, asistimos al triunfal-capitalismo, y ahora nos revolvemos contra sus consecuencias. Ente un tiempo y otro, algo hemos aprendido.

Que todo lo que parece muerto, la vida lo hace renacer. Que no podemos tropezar otra vez en la piedra de los “aparatos” que sustituyen a la gente e invierten sus promesas. Hay que cuidarse, el Procés no puede permitir que capital humano militante que está acumulando se pese en una balanza de acuerdos electorales en el que haya codazos por los puestos. No se trata de tener unos diputados más, se trata de cambiar la situación.

Hoy más que nunca, la realidad nos exige una plataforma unitaria y de combate contra este régimen y este sistema que nos quieren convertir en un pueblo de bueyes.

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